The impact of the therapeutic alliance on positive clinical outcomes has been established in the literature; however, literature is lacking on how the intersection of therapist and client identities influences this process. We propose that the relational intersectionality resulting from similarities or differences in therapist and client identities has the potential to impact the bonds, tasks, and goals of treatment (key components of the therapeutic alliance; Bordin, 1979) depending on how it is addressed or avoided in therapy. In this paper, we present a model containing pragmatic steps therapists can follow to navigate these conversations with clients in a way that is therapeutically beneficial and culturally sensitive and attuned. Additionally, we provide suggestions for using the proposed model to train new student therapists (or expose experienced therapists) to ideas of intersectionality and social justice by reflecting on the intersection of their own identities, acknowledging dynamics of power and oppression, and understanding how this could shape their relationship with clients.
En la bibliografía se ha establecido el efecto que tiene la alianza terapéutica en los resultados clínicos positivos; sin embargo, existe escasa bibliografía sobre cómo la intersección de las identidades del terapeuta y del paciente influye en este proceso. Proponemos que la interseccionalidad relacional resultante de las similitudes o las diferencias en las identidades del terapeuta y del paciente tiene posibilidades de influir en los vínculos, las tareas y los objetivos del tratamiento (componentes clave de la alianza terapéutica; Bordin, 1979) según como se aborde o se evada en la terapia. En este artículo presentamos un modelo que contiene pasos pragmáticos que los terapeutas pueden seguir para orientar estas conversaciones con los pacientes de una manera que sea beneficiosa a nivel terapéutico y que esté adaptada a las particularidades culturales y las tenga en cuenta. Además, ofrecemos sugerencias para usar el modelo propuesto a fin de capacitar a nuevos estudiantes de terapia, o para exponer a terapeutas experimentados, a ideas de interseccionalidad y justicia social mediante la reflexión sobre la intersección de sus propias identidades, el reconocimiento de la dinámica de poder y opresión y la comprensión de cómo esto podría moldear su relación con los pacientes.